La Isla de Marajó, con cerca de 50 mil m², es la más grande isla fluvial del mundo y hospeda una antigua civilización famosa por sus trabajos en cerámica.

En un território cubierto por diferentes tipos de vegetación, desde densos bosques, campos inundados a cocoteros a lo largo de toda su costa, que alojan una variada fauna en paisajes de belleza embriagadora.

Marajó tiene dos estaciones: lluvias, de Enero a Junio; y seca, de Julio a Septiembre. Es una región llena de rebaños de búfalos y cebúes, que cruzan los campos y están ambientados al clima húmedo típico. Se cree que los primeros llegaron en ocasión de un naufragio del siglo XVIII, que se dirigía a la Guyana Francesa.

La isla es hábitat de una centena de especies de aves, entre las cuales están los papagayos, tucanos y el gracioso ibis rosa con su pico curvo. Luciérnagas, monos, yacarés, guarás y anacondas completan el cuadro para un safari fotográfico fantástico.
Soure es la pequeña y principal villa de la isla, con árboles de mango y búfalos en las calles. Como las demás ciudades costeras, es principalmente una villa de pescadores, con la tradicional pesca de pirañas y del feroz Pirarucú, uno de los más grandes peces de agua dulce en el mundo y que llega a 3 metros de largo y 250 kg.

La mejor forma de conocer Marajó es visitando sus haciendas. Normalmente el guía es el propietario de la tierra que mostrará la belleza salvaje de la isla. Visitar una hacienda de búfalos de agua permite comprender porqué estos animales son vitales para la supervivencia de los lugareños, transportando personas y cargas, además de proveer carne y leche.

Marajó es un destino único, que permite al visitante vivenciar y adentrar la cultura del Norte de Brasil de una forma inigualable.

Mosaico

Imagens.01.Titulo

Imagens.01.Botao_Label
Mosaico

Imagens.02.Titulo

Imagens.02.Botao_Label
Mosaico

Imagens.03.Titulo

Imagens.03.Botao_Label
Mosaico

Imagens.04.Titulo

Imagens.04.Botao_Label